Arauclima: aclimatación a la sequía en El Salvador, Honduras y Guatemala

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Objetivo

Impulsar la agricultura en el Corredor Seco de Centroamérica mediante la introducción de nuevas prácticas adaptadas a la escasez hídrica.

Arauclima: aclimatación a la sequía en El Salvador, Honduras y Guatemala

ARAUCLIMA es un programa de la Cooperación Española para luchar contra el cambio climático y por un desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe. Apoya las acciones de los países de la región para mitigar estas alteraciones en el medio ambiente y adaptarse al nuevo entorno, con el fin de cuidar del entorno y preservar la naturaleza.

Como parte de esta iniciativa, destaca el proyecto “Protección financiera para la gestión de la sequía y adaptación a la escasez hídrica en la agricultura del Corredor Seco Centroamericano (El Salvador, Honduras y Guatemala)”, implementado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Su originalidad reside en la vinculación entre las medidas de adaptación y la financiación para motivar a los agricultores más vulnerables y permitir a sus comunidades desarrollar buenas prácticas en el campo, fortaleciendo sus capacidades de adaptación.

El proyecto se coordinó con el Grupo Técnico de Cambio Climático y Gestión de Riesgos del Consejo Agropecuario Centroamericano, para presentar el mecanismo financiero necesario y generar recomendaciones para la protección de la agricultura familiar.

Así, en comunidades de El Salvador, utilizaron fondos revolventes –dinero en efectivo para gastos imprevistos de bajo valor– como instrumento financiero basado en la entrega de insumos agrícolas en calidad de crédito, para invertir o aminorar las contingencias climáticas. En Guatemala se impulsaron los bancos comunitarios de semillas, que proporcionarán simiente de calidad en caso de desastres. Además, en Honduras, este plan generó capacidades para la producción y conservación de alimentos.

En esta línea, se formó a los productores de los tres países en aspectos administrativos, financieros y contables, y se pusieron en marcha parcelas demostrativas como espacios de aprendizaje. A medida que avanzaron las capacitaciones, se dieron a conocer variedades de semillas adaptadas a la zona y se adoptaron medidas procedentes de la agricultura tradicional.

El proyecto contó con liderazgo local y estudio transversal de género y juventud para cada país. De esta forma, el 47 % de las personas productoras fueron mujeres y el 24 % jóvenes, lo que facilitó la innovación y el relevo generacional del sector agrario.